La luz de la mañana caldeaba la habitación, y espantaba a las gélidas sombras de la noche, iluminando el papel, incendiando las vocales escritas en sangre, intercaladas con el bellísimo y transparente cristal de las consonantes. Así empecé mi ajuar de escritora, con los restos del naufragio de un amor maldito que yo oculté bajo la rutina inerte de los días y los meses durante años, y que ahora, liberado del silencio, el sol y las palabras aireaban en cada plaza, en cada cafetería, en el murmurar de los corrillos, siempre atentos a las novedades y chismorreos que pudiesen distraerlos, y hasta hacerles olvidar, una existencia ora altiva y autosuficiente, ora sin dirección ni ilusión, sin presente ni futuro..., y cuyo único sentido era vivir del cuento de las vidas ajenas, de las historias y relatos de sus fracasos, y hasta de sus éxitos, y que tanto me recordaban a mi propia existencia anterior, cuando todavía ignoraba que todo lo que el silencio esculpe tarde o temprano será contemplado, descifrado, y revelado por miradas traidoras, por desalmadas voces, retahílas de vocales y consonantes que el amanecido viento esparce iluminadas hasta que plazas y corrillos las desgasten, y hasta su sombra las olvide y entierre, devueltas ya a su naturaleza, oscuras aves del averno.
Delicia revelada
"Me desnudó despacio, entre las orquídeas y los lirios vivos que estiraban sus pétalos y me envolvían. Y por arte de magia me creí flor nueva" (Memorias de un sinvergüenza de siete suelas, Ángela Becerra)
miércoles, 24 de septiembre de 2014
lunes, 22 de septiembre de 2014
Aforismo VIII.
sábado, 26 de octubre de 2013
Tu rostro, el viento.
Luz
que calienta el gran salón iluminado.
Aire
que huele a...
a la piel que...
mira
cómo bailo
distante y distraído
observando
mi sonrisa,
mi ondular reflejando luz.
Sí, sí,
Y bailo hasta el amanecer,
dejando que la música libere mi placer
ante ti
que
distante
no tocaste
no rozaste
no besaste
sólo mirar
tu rostro, el viento entre los dos.
que calienta el gran salón iluminado.
Aire
que huele a...
a la piel que...
mira
cómo bailo
distante y distraído
observando
mi sonrisa,
mi ondular reflejando luz.
Sí, sí,
lo sé.
¿Qué más da todo ya?Y bailo hasta el amanecer,
dejando que la música libere mi placer
ante ti
que
distante
no tocaste
no rozaste
no besaste
sólo mirar
tu rostro, el viento entre los dos.
Fleurs du mal (Adrien Henri Tanoux) |
sábado, 7 de abril de 2012
El desencuentro o la hiel.
Raudo, veloz,
te acercas a mí
con tu piel teñida de enero gris.
Yo ansío tu mirada,
pero pasas de largo, te alejas
dándome la espalda,
ignorando
con desprecio
que te amo.
.....................................................................................
Desprendiendo
jirones de dolor que me desangran,
reducida
a un yo deshecho,
expuesta,
vulnerable ante un mundo al que ya no me enraíza nada,
derramo lágrimas heladas.
Roto ya el espejismo del amor, inerte el deseo,
el futuro amarga.
Y descubro
que ningún enero nevó ni ningún abril murió
mas que después de ti.
------------------------------------------------------------------------------------------
La nueva alborada me descubrió desnuda, tumbada sobre un lecho de arena mojada.
Las olas me rodearon hasta modelar mi cuerpo y ocultarlo a las miradas.
Me arrastraron al mar, con su rítmico oleaje de mañana cálida,
y entre leonas y gaviotas rompí mi antiguo traje de sirena,
me convertí en gotas de mar,
descompuesto mi yo en mil gotas de esmeralda y azul agua.
Esparcí en la inmensidad cada pequeña gota de mí, diluida en este, oeste, norte, y sur.
Nadie podrá encontrarme jamás.
Nadie más.
Porque ya no soy más que lo que queda de mí,
en mil moléculas marinas deshecha,
tras el colapso del amor, tras la consciencia de lo real,
tras la decepción de la inocencia, caído el muro de la ilusión,
cuando el velo de la esperanza se rasga,
la materia es sólo espejismo, la emoción es eterna realidad.
te acercas a mí
con tu piel teñida de enero gris.
Yo ansío tu mirada,
pero pasas de largo, te alejas
dándome la espalda,
ignorando
con desprecio
que te amo.
.....................................................................................
Desprendiendo
jirones de dolor que me desangran,
reducida
a un yo deshecho,
expuesta,
vulnerable ante un mundo al que ya no me enraíza nada,
derramo lágrimas heladas.
Roto ya el espejismo del amor, inerte el deseo,
el futuro amarga.
Y descubro
que ningún enero nevó ni ningún abril murió
mas que después de ti.
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La nueva alborada me descubrió desnuda, tumbada sobre un lecho de arena mojada.
Las olas me rodearon hasta modelar mi cuerpo y ocultarlo a las miradas.
Me arrastraron al mar, con su rítmico oleaje de mañana cálida,
y entre leonas y gaviotas rompí mi antiguo traje de sirena,
me convertí en gotas de mar,
descompuesto mi yo en mil gotas de esmeralda y azul agua.
Esparcí en la inmensidad cada pequeña gota de mí, diluida en este, oeste, norte, y sur.
Nadie podrá encontrarme jamás.
Nadie más.
Porque ya no soy más que lo que queda de mí,
en mil moléculas marinas deshecha,
tras el colapso del amor, tras la consciencia de lo real,
tras la decepción de la inocencia, caído el muro de la ilusión,
cuando el velo de la esperanza se rasga,
la materia es sólo espejismo, la emoción es eterna realidad.
Sirena agonizante (Pulo) http://www.loscuatroelementos.wordpress.com/ |
domingo, 11 de diciembre de 2011
La memoria.
Rodeada por la oscuridad de mi alcoba, una luz marfil rosado ilumina mis sábanas de seda. Al verlas, tus manos se aproximan hasta mi cama, y su sombra avanza sobre mis piernas, asciende a mis muslos, se esconde bajo el satén blanco de mi combinación, serpentea hasta mi pubis. Allí, tus manos y tus dedos se transforman y paran el tiempo. Su sombra flota hasta mi sexo y juega con mis vellos, medusas de mar turquesa enredadas entre tus dedos, que amasan mis blandas alas al compás de tu deseo, que convierte en coral tus manos y en ramajes tus dedos, y en tus dedos se posan cimbreantes las sirenas de los cuentos, y penden en sus cabellos mil orquídeas palpitantes exudando su néctar de ensueño; son sus pétalos hojas de hierba quemadas por el fuego de tus dedos, y su néctar, gotas de rocío y sal ardiendo entre mis vellos, caballitos de mar rizados en oleadas rítmicas de viento, gélidas gaviotas desplegando sus alas llameantes en el firmamento, navegando en pleamar sobre mi vientre las coreografías ardientes del ensueño, de la melodía onírica al compás de tu aliento, de mis sábanas húmedas entre tus dedos, de tu sombra derramada sobre mi sexo, expandido ante el incesante alud de mil recuerdos y de la memoria certera de tu deseo.
Sumida en el sueño (Revello de Toro). |
lunes, 31 de octubre de 2011
Pensamiento II: Amarte no fue suficiente.
No fue suficiente esperarte mares, no fue suficiente confiar en ti, ni fue suficiente dártelo todo: mi cuerpo, mi mente, mi alma, mi ser. Amarte fue un papel que interpreté para formar parte de la obra de teatro en que has convertido tu vida, el teatro de las horas y los años, el teatro de las emociones fingidas y manipuladas, de las máscaras del mundo. Amarte no fue el papel principal de tu obra maestra. Amarte fue el merecido premio, el rotundo reconocimiento público de tu magistral talento. Tu más importante galardón profesional. Amarte no fue más que jugar al juego del amor. No fue suficiente el amor para ganar: hizo falta mentir, matar, robar. Amarte es también el propósito y el final de tu triunfo, un triunfo que no fue suficiente para amarme. Triunfar y amar no fueron suficientes para ganar. Para ganar hay que reír, y sólo ríe quien desprecia; para triunfar hay que reconocer la valía del adversario y aprender de él, sólo el humilde lo hace y, por ello, ama al fuerte y poderoso en su debilidad. Amarte no fue suficiente para ganarte: sólo gana quien trata al otro como objeto, y el que ama ve a su amante como a su propio ser. ¿Quién gana, pues?, ¿quién triunfa?, ¿quién ama? Gana quien domina; triunfa quien ama; ama quien pierde.
Mary Magdalene of the Grotto (Lefebre). Foto procedente de http://www.magdalenetours.com/ |
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