jueves, 23 de diciembre de 2010

Despertar.

Lamento no haber amado.                                              
Lamento el dolor que causé,
los ríos no navegados
que no me atreví a recorrer.

La luz, el brillo,
los rayos.                                    
El frescor, la brisa.
Un temor:                
probar
tu sabor, tu piel, casi hielo,
derritiéndose al acercarse a mi luz.


Todo en calma, sereno temblor,
tierra mansa, caliente. Y tú,
aunque sabes, temes mirar
a la luz que brilla encerrada
en mi cofre, terciopelo azul.


Entra, ven. Quédate.
El azul de las olas oculta
la luminosa hoguera encendida
por tu piel.
Nadie nos podrá ver.
Rómpeme.


Foto procedente de http://www.moveyourmind.es/