lunes, 31 de octubre de 2011

Pensamiento II: Amarte no fue suficiente.

No fue suficiente esperarte mares, no fue suficiente confiar en ti, ni fue suficiente dártelo todo: mi cuerpo, mi mente, mi alma, mi ser. Amarte fue un papel que interpreté para formar parte de la obra de teatro en que has convertido tu vida, el teatro de las horas y los años, el teatro de las emociones fingidas y manipuladas, de las máscaras del mundo. Amarte no fue el papel principal de tu obra maestra. Amarte fue el merecido premio, el rotundo reconocimiento público de tu magistral talento. Tu más importante galardón profesional. Amarte no fue más que jugar al juego del amor. No fue suficiente el amor para ganar: hizo falta mentir, matar, robar. Amarte es también el propósito y el final de tu triunfo, un triunfo que no fue suficiente para amarme. Triunfar y amar no fueron suficientes para ganar. Para ganar hay que reír, y sólo ríe quien desprecia; para triunfar hay que reconocer la valía del adversario y aprender de él, sólo el humilde lo hace y, por ello,  ama al fuerte y poderoso en su debilidad. Amarte no fue suficiente para ganarte: sólo gana quien trata al otro como objeto, y el que ama ve a su amante como a su propio ser. ¿Quién gana, pues?, ¿quién triunfa?, ¿quién ama? Gana quien domina; triunfa quien ama; ama quien pierde.

Mary Magdalene of the Grotto (Lefebre).
Foto procedente de http://www.magdalenetours.com/



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