lunes, 27 de junio de 2011

Mi único camino es tu piel. (Homenaje a Antonio Machado).

Si lo hubiera sabido antes,
te habría dejado lamer
cada hueco en mí.
Si lo hubiera sabido antes,
las yemas de tus dedos habrían fundido
      - sol en primavera -
la fría escarcha del deshielo,
arrastrado
las hojas secas del otoño,
antes ocultas
tras un  cristalino velo
que ahora se deshace,
                                  se derrite,
                                                    se licúa,
transformado en caudaloso deseo
al paso de tus dedos,
         - brasas en invierno.
Si lo hubiera sabido antes,
nada
ni nadie
nos habría podido separar:
habría atravesado cordilleras,
habría navegado ríos y océanos,
habría rastreado  todos los senderos
que la frondosa vegetación esconde en vano.
Y, aún así,
habría sido demasiado tarde,
habría perdido demasiado tiempo.
            Caminante, no hay camino.
            Se hace camino al andar.
Pero hoy me he despertado antes,
hoy me he duchado y me he vestido,
he salido a trabajar y he vuelto a casa.
Y, al entrar, vi tu imagen en el espejo,
vi tu paraguas,
vi tu móvil,
vi tu llavero
y comprendí
que, aunque no todo es perfecto,
hoy por fin vivo en ti,
duermo en ti,
respiro en ti.
           Caminante, no hay camino,
           sino estelas en la mar.
Me sonríes: estás aquí,
y eso me basta                
para continuar.
Me hablas: tu voz
es brisa, es melodía, es calor.
Me acaricas, me abarcas
con tu piel teñida de sol:
me deshaces, blanda y líquida;
me conmueves: tú, sólo para mí;
me calmas: dame más, sigue así.
Rosas, olas, viento,
                              limón, canela y sal.
            Caminante, son tus huellas
             el camino, y nada más..
Y ya no tengo miedo de mirar atrás.
Vértigo.
Espanto.
Crueldad.
Nada de ello ha vuelto a desvelar
el rostro amargo  de mi otra verdad.
Traición
Envidia
Puñal de oscura maldad
        ...y, al volver la vista atrás,
         se ve la senda que nunca
        se ha de volver a pisar.
Río: vivo en ti.
Me desnudas: estoy aquí.
Me empujas: enrédate en mí.
Me susurras: me abro para ti.
Estrenas mi piel, mi cuello, mis pechos,
mi cintura, mis caderas, mis muslos, mis pies
otra vez...
Delimitas,
marcas,
reconoces
tu presencia en mí.
Jadeo,
derramo
pétalos abiertos
que rodean
el sinuoso centro
de mi ser.
Mis muslos, mis caderas, mi cintura,
mis pechos, mi cuello,
mi piel                
estrenas
otra vez...
Y gimes
oleadas de placer.
Te acaricio.
Tu cuerpo
recorro
-aprendo-
de principio a fin.
Mi único camino
son los puntos cardinales de tu piel.


Los versos en cursiva fueron escritos por el poeta español Antonio Machado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario